Es un comercio
diferente al comercio convencional, que se basa en la justicia social, calidad
de producto y el cuidado de la naturaleza. Fomenta una vinculación directa y de
largo plazo entre pequeños productores y consumidores y contribuye a la construcción de un modelo de
desarrollo sustentable y solidario. Nace de la llamada “sociedad civil”, no
proviene de una política económica porque no proviene del Estado, surge en la
década de 1940 en el norte de Europa, donde organizaciones no gubernamentales
(ONG) empezaron a comercializar artesanías y productos agropecuarios que
adquirían directamente de los productores.
En el comercio justo,
los productores obtienen un ingreso digno y estable que impulsa sus propios
procesos de desarrollo económico, social y cultural. Por otro lado, los consumidores reciben un producto de
calidad certificada, elaborado con respeto a la salud y cuidado a la naturaleza.
El Comercio Justo
debe su existencia en buena medida a las deficiencias del sistema globalizado
de libre comercio que impiden la participación plena y digna de múltiples
grupos sociales, entre ellos, de pequeños productores y consumidores.
Como consecuencia,
hay una distribución inequitativa de la riqueza y de los recursos nacionales,
altos índices de pobreza, marginación, carencia de servicios públicos y falta
de consideración en general de una parte importante de la población mexicana,
en particular de la población indígena.
El libre comercio y
el libre mercado no son libres, ya que la participación activa está cada vez
más restringida a las empresas económicas más fuertes, ya sean nacionales o
trasnacionales.
En la convencional
cadena productiva - industrial - comercial, la entidad que más beneficios
obtiene y que menos riesgos corre es el intermediario comercial. Las
fluctuaciones de los precios del mercado, resultado del libre comercio global y
de la especulación, afectan principalmente a los pequeños productores y a los
consumidores.
El comercio justo
llegó a nuestro país en la década de 1990 y encontró un espacio entre los productores
agrícolas. Mientras los programas gubernamentales apoyaban económicamente la
producción de los grandes terrenos dedicados a la agroexportación, los pequeños
productores de temporal, a falta de apoyo, terminaron por cambiar de giro y
migrar a las ciudades o a los Estados Unidos. Esta situación propició que
varias ONG, preocupadas por el campo mexicano, empezaran a impulsar el comercio
justo. En la actualidad, en México existen más de 50 organizaciones en el
catálogo internacional de comer justo. Estas organizaciones se localizan en los
estados del sur y sureste.
Aunque se hable de
comercio justo en México hay una diferencia entre este y el de los países desarrollados.
Mientras allá pagan más por este tipo de productos y por los productos
orgánicos, en México los precios de los productos del Comercio Justo tienen que
competir con los comerciales, pues los consumidores no son conscientes de la
necesidad de respetar el medio ambiente y de crear relaciones de trabajo
justas. Además, cabe señalar que el poder adquisitivo de los mexicanos es muy
bajo.
un gran trabajo de investigacion sigue asi.......
ResponderBorrar